Líbranos del bus

Viernes, 22:40 de la noche, Plaza de los Luceros, Alicante. Mi padre me llama para informarme de que ha ido a urgencias debido a una subida de tensión. La preocupación, este elemento que apenas se manifiesta en mi figura, aparece ante la problemática de mi progenitor. Desasosiego, que aumenta, al consultar el horario de autobuses y percatarme de que tengo que esperar 45 minutos para coger la línea 22 y que me lleve a casa. No queda otra que resignarse y esperar, como aquel hombre que aguardaba a Godot. La única vía de transporte posible es ese mastodonte alargado de cuatro ruedas. Los TRAM ya no están operativos, y los taxis… donas un riñón cada vez que te subes a uno.
Situación, que refleja a la perfección, las lagunas en el transporte público que se dan en Alicante. Vacíos que pueden acarrear problemas mayores que el vivido por un servidor en dicha situación. Ya que, gracias a Dios, fue una falsa alarma y mi padre se encuentra vivito y coleando. Pero, ¿qué hubiera pasado si las circunstancias fueran peores? No quiero ni imaginarlo. Los alicantinos, con lo que me refiero también a los vecinos del sexo femenino al ser una referencia genérica, merecemos un transporte a la altura de la ciudad. Es esperpéntico, que uno de los municipios más importantes de España tenga unas comunicaciones tan escasas, cuando urbes como León poseen una red urbana de trasporte más avanza que la nuestra.
Me da rabia escribir esto, pero tenía que hacerlo. Puede que Fernando Marcos, concejal de Movilidad, sea el único de los miembros del gobierno municipal que se salve de la purga, pero eso no quita, para que este escribiendo estas líneas. Se han hecho cosas muy buenas en cuanto a lo de trasporte público se refiere, como la tarjeta 4/40 o “la rosa”, como la llamamos coloquialmente los jóvenes, que ha dotado a los estudiantes de la tan ansiada tarifa plana. Manga ancha, que de nada nos sirve si no contamos con la frecuencia de autobuses necesaria en zonas determinadas. Como es el caso de la línea 38 que conecta la Playa San Juan con la Universidad de Alicante, la cual está operativa cada hora y media, poniendo a prueba la paciencia de todos los que la requieren. Ni que decir tiene tampoco, la ya mencionada línea 22, que los fines de semana, pasa cada 30 minutos. Algo incoherente, teniendo en cuenta que estamos en Alicante y que el tardeo es toda una tradición en nuestra ciudad.
Podría poner más ejemplos, pero tampoco quiero ser cansino. Necesitamos un sistema de transporte que conecte de forma equilibrada a todas las zonas de Alicante en el menor tiempo posible. Es paranormal que en pleno siglo XXI se tarde en llegar una hora a un sitio que está a tiro de piedra por la simple razón de las eternas esperas en las marquesinas. Los servicios públicos deben de ser de calidad, y no se debe escatimar a la hora de dotar de elementos a los ciudadanos para hacerles la vida más fácil. Existencia, que se dificulta al coger el transporte público y despierta las ganas de los que no tienen carnet de conducir a sacárselo. “Señor líbranos del bus”, como dicen algunos.

















Santiago | Jueves, 01 de Marzo de 2018 a las 13:13:42 horas
La persona que redacta este texto estima en muy poco el valor de sus riñones puesto que un servicio de taxi desde los Luceros le cuesta aproximadamente 5,00 € y si además van varias personas la sale incluso más barato que el autobús, pero bueno el caso es el que es, poca objetividad y demonizado a todo lo que se ponga por delante.
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