Día Miércoles, 01 de Octubre de 2025
Montaña rusa

De los creadores de “España nos roba”, llega “Europa nos ignora”. Me había prometido no escribir más sobre Cataluña, pero no hay día en el que Carles Puigdemont o algún otro iluminado diga alguna desfachatez sin sentido como consecuencia del rencor y de la desilusión por la independencia truncada.
Pasan los instantes, pero lo que ocurre en Cataluña no deja de ser un esperpento, una montaña rusa que no deja de dar bandazos. Un turista que va de exiliado y que dice la primera barbaridad que se le pasa por la cabeza sin pensar en el contenido de sus palabras o de las consecuencias que estás puedan tener. Ahora propone un referéndum sobre la permanencia de Cataluña en la Unión Europea. Le gusta que el pueblo decida, que vote, pero solo cuando él quiere y con sus propias condiciones. Así cualquiera es demócrata, incluso Franco, otro dado a realizar consultas populares para aparentar que España era una democracia.
Carles Puigdemont ha perdido el norte, quizá debería irse a Alemania y no a Bruselas a ver si lo encuentra. Reniega de España, reniega de Europa, solo le falta rechazar al mundo, comprar un billete para marte e independizarse de nuestro orbe. Una realidad que poco tiene que ver con la que Puigdemont ve, una existencia que nos la está amargando a todos, y sobre todo a sus conciudadanos catalanes, con un comportamiento absurdo y lunático. El hombre que encabeza la lista de la derecha independentista se parece cada día más a un pupilo de la CUP. Aunque bueno… con esos pelos siempre tuvo pinta de perro flauta. Un antisistema burgués, con traje y corbata que solo le falta anexionarse a Rusia y subyugarse a las órdenes de Vladimir Putin.
Una teoría que parece una locura, pero no hay que olvidar que pudo haber injerencias rusas en el referéndum de independencia catalán. Mientras Europa y occidente daban la espalda al proyecto secesionista, el otro bloque, el comunista, siempre ha estado apoyándole indirectamente. Putin veía la situación de Cataluña como la última bala de su ruleta para herir a Europa. Un viejo continente y sus instituciones, que se han tomado a broma desde el principio a Puigdemont y a su sequito. Cuando Romeva iba a Bruselas o a Luxemburgo, no le recibía ni el conserje que vigilaba la entrada. En cambio, quizá en un viaje secreto a Rusia fue Putin el que hizo los honores y acogió a Puigdemont en el kremlin ofreciéndole un vaso de Vodka.
En el fondo, Puigdemont me da pena, me da lástima que con los años que tiene viva en una ilusión. A ver si le toca la lotería y se lleva una alegría. Aunque cuidado, que igual España le roba el dinero del premio… Un capital que, de emanciparse primero de nuestro país para poco después renegar de Europa, lo va a tener que sacar del oro de Moscú. Esa ciudad que tanto le quiere, ese mundo donde quiere vivir. En el único lugar de donde ha recibido algún tipo de ayuda.
Puigdemont no quiere ser español, tampoco catalán, desea ser ruso. Renunciar a su condición de europeo y español para abrigarse bajo el paraguas de Vladimir Putin.
Rafael | Jueves, 30 de Noviembre de 2017 a las 15:33:09 horas
Excelente y divertido. Enhorabuena
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