Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
Árbol podrido
Los humanos, nos sentimos orgullosos de las cosas que hacemos, pero también, en ocasiones, sentimos satisfacción por actuaciones que no hemos realizado. En mi caso, no haber votado nunca al Partido Popular ha sido la mejor decisión que he podido tomar. De haberlo hecho, de depositar una papeleta de color azul en la urna, quizá no podría dormir por las noches. Un voto manchado por corrupción, por dinero B, no es trigo limpio.
Justo ayer, algunos amigos, votantes y militantes del Partido Popular, me recordaron mis intenciones pasadas de afiliarme a su formación. Algo que no niego, estuve a punto de enrolarme en las filas de la formación Popular. Hasta tal punto, de que le pedí a mi amigo Pablo Ruz, por entonces secretario general del PP en Elche, los trámites necesarios para hacerlo. Todo estaba encarrilado. De no ser por una oleada de casos de corrupción vinculados a estas siglas que me hicieron cambiar de opinión. Ya no me tragaba la historia de “Las manzanas podridas”, ese cuento con el que los militantes intentaban defender sus intereses y auto engañarse. Unas frutas putrefactas que no son casos aislados, sino estructurados. Una lacra, la corrupción, que asola al árbol entero, al partido en toda su extensión. Desde la raíz hasta la copa.
Las mentiras, por mucho que se repitan siguen siendo una falacia. Un engaño, el de las manzanas podridas que dio su fruto, y nunca mejor dicho, pero que ya cansa, ya es un cuento chino que nadie se cree. Pasan las horas, los días y los meses y vemos a miembros del Partido Popular pasar por los tribunales. Juzgados, que ya se han convertido en las segundas sedes del partido. Los Populares, alternan la tribuna del Congreso con la de los juzgados, alternan la bancada del hemiciclo con la de los tribunales.
No estoy generalizando, ojo, soy el primero que defiende la tesis de que hay miembros del PP que son honrados. Soy el primer testigo. Tengo amigos de este partido, todos honrados y gente de bien. Personas, que deberían cambiar de bando, o al menos intentar hacer algo y no solo hacerse fotos con la cúpula de la formación. Una camarilla de mafiosos que son capaces de comprar a su ex tesorero Luis Bárcenas para que no tire de la manta y que esa trama lucrativa siga robando. Gangsters capaces de controlar a la fiscalía para que sus amigos los corruptos como Ignacio González se salgan con la suya y eludan la prisión.
Destruirse, eso es lo que tiene que hacer el Partido Popular. Derrumbarse para resurgir de las cenizas. Del mismo modo que España necesita un PSOE fuerte, también se requiere una derecha limpia. Un espacio, que no puede regenerarse si siguen los mismos de siempre, los mafiosos que manejan el cotarro a su antojo. Empezado por Mariano Rajoy y acabando por Cospedal. Todos deben de irse. Ya sea por activa o por pasiva, por meter la mano o por esconder la de otros a sabiendas de que la han metido en la caja.
*Jorge Brugos es militante de Ciudadanos en Alicante












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