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JORGE BRUGOS Martes, 23 de Mayo de 2017

Socialistas de izquierdas

Ganó Pedro Sánchez, perdió la gestora. Vencieron las bases, fue derrotada la cúpula. Resultado sorprendente para la mayoría, el de las primarias del PSOE en las que la favorita Susana Díaz fue doblegada por el enemigo del socialismo, por aquel que fue expulsado de su trono para salvar al partido, esa formación que caería en el olvido si se escoraba a la izquierda.

 

Ya dije el otro día, en mi anterior articulo, que la cabeza de un partido de izquierdas como es el PSOE  tiene que ser progresista. No de derechas ni de centro, para eso ya están el PP y Ciudadanos. La única forma de que el Partido Socialista no desaparezca y sea fagotizado por Podemos es volver a sus orígenes, unos que con el paso del tiempo se han perdido. Ayer justo hablando con una persona esta me decía que el PSOE de ahora tenía poco de obrero y mucho de burgués. Hasta tal punto de que sugirió un nuevo nombre para la formación, Partido Socialista Burgués Español. Porque ahora mismo el socialismo español tiene mucho de noble y poco de obrero. El aburguesamiento ha afectado no solo a los barones sino también a viejas glorias del partido como es el caso de Felipe González, la mano que maquinó el golpe en Ferraz y exilió a Sánchez. Un ex Presidente, que por cierto, ahora ya no se le escucha, desde que abrió la boca para mostrar su descontento con el secretario general ya no ha vuelto a pronunciar palabra en publico o puede que tampoco en privado y se encuentre en el rincón de pensar.  Meditando si fue correcta su actuación por aquel octubre, un mes en el que la cólera y enfrentamiento anidaron en el partido. 

 

Todos los verdugos de Pedro Sánchez, empezando por Felipe González tienen que pedir perdón al nuevo Secretario General. No es una petición, es una obligación. Si tuvieron la valentía para contradecir a su líder y proclamarse en rebeldía, también deben mostrar valor a la hora de rectificar y cerrar filas en torno a su nuevo mandatario.

 

Uno, que debe devolver el papel que le corresponde al PSOE, una figura de opositor al Partido Popular y al gobierno que ha perdido en los últimos tiempos. Unas siglas que ni estaban ni se las esperaban, como dijo Pablo Iglesias. En lugar de pedir la cartilla al ejecutivo, estos se quedaban de brazos cruzados mientras los casos de corrupción asolaban las instituciones. Como si estuvieran cómodos en su papel neutral, el que se abstuvo y miro para otro lado. No ofrecían reacción ante los episodios protagonizados por algunos miembros del gobierno, como el control de la justicia a través de los fiscales. Un PSOE mermado y sumiso al gobierno que ha puesto menos trabas al ejecutivo que Ciudadanos, ya es decir. Mientras la formación naranja atacaba a Rajoy por la corrupción y la inexistencia de separación de poderes, los socialistas se comían los mocos en su bancada.

 

España, necesita un PSOE fuerte que sea la verdadera izquierda, que no sea una marca blanca de Podemos más moderada, solo así conseguirá volver a ser lo que era, regresar de las antípodas de la incoherencia ideológica y ser el partido que tanto a hecho por nuestro país y por nuestra democracia.

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