Crónica del Low Festival 2016

Concluida la octava edición del Low Festival se puede seguir sosteniendo que estamos ante uno de los eventos musicales más cómodos, sin masificaciones preocupantes, asequibles, con una calidad musical y una trayectoria que lo convierten en imprescindible en este país de festivales.

Y con la acostumbrada euforia, emoción y muchas ganas de diversión encaminamos nuestros pies hacia la Ciudad Deportiva Guillermo Amor para vivir tres días de descubrimientos y redescubrimientos. Así hemos vivido este certamen que tan buen sabor de boca nos ha dejado.

VIERNES

Hay grupos a los que les toca lidiar con horarios incómodos. Son esas horas híbridas modeladas por elementos de naturaleza contrapuesta. Las nueve de la noche es una de ellas. A esa hora muchos lowers estaban todavía accediendo al recinto, otros cumpliendo con la liturgia imperativa del botellón previo a cualquier ceremonia musical, algunos avituallándonos de tokens, y otros aprovechando la ocasión para celebrar su “boda” en la capilla hinchable que este año el Low Festival y MTV han puesto a disposición para todas aquellas parejas que quieran celebrar su amor.

En esas estábamos cuando se subieron al escenario Ron Matusalem el septeto burgalés LA M.O.D.A. Nóveles hasta ayer en Benidorm, derrocharon toda su energía con tanta entrega y entusiasmo que consiguieron emocionarnos a los que allí estuvimos, que no éramos muchos. La banda multiinstrumental y multifrontman con David Ruiz a la cabeza y su particular voz rasgada, emotiva y vibrante, eclosionó en su primera vez con un buen repertorio de canciones de su nuevo disco “La Primavera del Invierno”, y éxitos ya clásicos tales como “Los Hijos de Johnny Cash” o “Nómadas”. “Espero que lo que hacemos tenga sentido para vosotros”, gritaba David casi sin voz finalizando la actuación. Y lo tiene, sin duda, por su dominio escénico, su propuesta honesta, franca, y esa inmediatez folk-rock incontestable.

Justo después, Love of Lesbian conseguían uno de los primeros llenos de la noche. Los de Barcelona son uno de esos grupos que siguen conservando la atención de un numeroso público a pesar de evidenciar un ligero desgaste y repetir en exceso una fórmula que no siempre deriva en sorpresa y frescura. Circula por la red un artículo de humor fino y ácido que anuncia el nacimiento del “Sin Love of Lesbian Fest”, el primer festival sin Love of Lesbian. Y es que Santi Balmes y los suyos, además de estar omnipresentes en todos los carteles festivaleros, han estado inmersos en tantos proyectos en los últimos meses que se antoja demasiado complejo incendiar siempre el escenario.

Belle and Sebastian se subían al escenario Budweiser con la etiqueta de cabeza de cartel. Ya he escrito más de una vez que la banda liderada por Stuart Murdoch ha sido desde sus inicios una de mis debilidades. Nunca suelen defraudarme. Realizaron un set de amplio recorrido por toda su discografía y no faltaron los temas bailables de sonoridades electrónicas de su nuevo álbum como “The Party Line”, que suena maravillosamente bien en directo incitando al baile y a la alegría colectiva, o “Nobody´s Empire” que abre el nuevo disco y con la que comenzaron su actuación, tema de hechuras belleandsebastianas inconfundibles. La apoteosis siempre llega con la célebre “The Boy With The Arab Strap” y la invitación a un buen número de fans a subir al escenario a bailar y retratarse junto a la banda. Las continuas y reiteradas chácharas de Stuart Murdoch con el público (“Seguimos siendo europeos y os queremos” llegó a decir), las conversaciones excesivamente altas que mantenía la gente, y un repertorio no demasiado acertado trocaron su participación en un show un tanto deslavazado y frío.

Al contrario que con Belle and Sebastian el público cubría todo el césped del escenario Ron Matusalem para ver a Belako. Definitivamente deberíamos dejar de referirnos a ellos como “grupo revelación” para afirmar que estamos ante una de las bandas más sólidas del panorama musical. A pesar de su juventud derrochan confianza, personalidad y carisma. Es difícil resistirse a la intensidad brutal de los de Munguía. Un concierto que no dio un segundo de tregua. Una vez más su actuación fue impecable y brillante.

Terminamos este primer día con Hot Chip, que estuvieron memorables e infalibles. Por favor, que alguien le diga a Alexis Taylor que necesita un personal shopper inmediatamente. Tenía mis dudas, aunque es cierto que cada vez se disipan más con cada escucha, de cómo podrían funcionar en directo algunos de los cortes de su último álbum "Why make sense?”. La realidad fue una colección de auténticos trallazos que nos hicieron saltar sin parar durante casi una hora. Salieron victoriosos y desde mi punto de vista, lo mejorcito de la jornada.

SÁBADO

Tenía muchas ganas de ver por primera vez en directo a Novedades Carminha. Los “caprichitos de Santiago” lucieron desenfadados, divertidos y gamberros. Entre trago y trago a lo que parecía ser una botella de Jack Daniel´s fueron marchando una colección de canciones sexys y frescas que nos hicieron bailar a todos. Temas como “Que dios reparta suerte”, “Tú antes molabas” o “Antigua pero moderna” son flyers que invitan a una fiesta absoluta. Es un acierto la formación en cuarteto para los directos con la incorporación de Anxo, consiguiendo que las canciones crezcan en matices y riqueza, sin perder a su vez esa pureza de concreción y explosión sonora.

Los granadinos Niños Mutantes han cumplido 20 años de carrera. Y el cumpleaños les está sentando de maravilla. Se han ganado con creces el cariño y reconocimiento del público. Una actuación solvente en la que derrocharon entusiasmo y en la que pudimos escuchar temas nuevos y antiguos hits interpretados con nervio, actitud y elegancia.

Uno de los momentos más esperados de la noche fue la actuación de la legendaria banda granadina Los Planetas en un directo de larga duración. Las dudas y el desasosiego planearon entre no pocos de los presentes cuando arrancaron su actuación con “Los poetas”, un tema de casi diez minutos de hechuras lánguidas y abúlicas. Con el siguiente, “Señora de las luces”, el desaliento ya se expresaba con espontánea evidencia en los semblantes y comentarios de algunos, que fueron abandonando el recinto para disfrutar de ritmos más bailables y contundentes que brotaban de las mezclas electrónicas cortesía de JMII en el escenario Jägermusic. Pero la considerada más dura de las ascesis, la paciencia, desarrollada en ocasiones nos catapulta a vivencias y experiencias tan bellas como imborrables. La atmósfera se volvió más liviana e ingrávida, y pudimos degustar la auténtica epifanía “planetaria”, la gran belleza, la inmortal gloria de canciones como “Santos que yo te pinté”, “Segundo premio” o “Un buen día”.

Con Suede, cabeza de cartel de este sábado, se confirmó que este año han ganado y atraído más público artistas que aparecían con “letra más pequeña” en el cartel, que los que se anunciaban con más oropeles y relumbrón. La banda esencial de la escena britpop de los 90 lo intentó con apasionamiento y vehemencia. Su líder, Brett Anderson, es un verdadero showman que sigue estando en un perfecto estado de forma. Hicieron lo que saben hacer, y lo hicieron bien.

DOMINGO

Me quedé con ganas de ver a Mucho que actuaban a las siete de la tarde, pero el primer plato del último día del festival se iba a servir con pasión, delicadeza y detalle. Xoel López ha creado algo tan especial y mágico que la comunión con el público es fascinante. Su irrefutable colección de soberbias canciones de finas e inspiradas letras alimentan su condición de “joven poeta”. Los músicos no solo divierten, se divierten, y Xoel cada vez disfruta más. Hubo momentos en los que predominó con tozudez lo eléctrico, en los que hubo un ejercicio más de virtuosismo a la guitarra que de cantautor, pero la voz del gallego tiene cada vez más registros y matices que se adaptan a las variaciones y evoluciones que van teniendo los temas, lo que nos regala conciertos que seguimos saboreando semanas después. A pesar de los años que ya le separan de sus días como Deluxe no faltaron los guiños a ese pasado con temas como “Historia universal” y “Que no”.

La mayoría del público de Carlos Sadness es muy joven. Desde mi posición me parecía que el sonido no era lo que más iba a sobresalir en su actuación. Pero no fue impedimento para que sus fans, que adoran su figura y sus temas, vivieran una verdadera fiesta.

¿Me perdí algo por no ver a quien asume el legado de los míticos Ramones, Marky Ramone? El caso es que no quise quedarme sin aliento antes de tiempo, el instante previo a Vetusta Morla (en la imagen superior). Era la quinta vez que los madrileños tocaban en Benidorm, y el último concierto este año en España. Son varias veces las que les he visto en directo y siempre! (la exclamación es pertinente y preceptiva) he experimentado un disfrute que se acerca al éxtasis místico. Y la buena noticia a tenor de las palabras de Pucho es que todo indica que empezarán a trabajar en un nuevo disco en el que las sorpresas de estilo, forma o contenido están aseguradas, al anunciarnos que esta etapa (los tres trabajos que tienen hasta ahora) llegaba a su final y empezaba una nueva. Temas como “Sálvese quien pueda”, “Copenhague”, “Maldita dulzura”, “La deriva”, “Fuego”, “Golpe Maestro” o la espléndida “Los días raros” con la que terminan sus actuaciones, pertenecen ya al olimpo de las mejores canciones del indie patrio. Sus letras ilustradas y crípticas que coquetean con nuestros sentidos y a la vez escarban con mordiente en la realidad que vivimos existen ya en un estado imperecedero. Un cierre de etapa de altos vuelos que recordaremos como una actuación redonda y soberbia.

Otra exitosa edición del festival, a pesar de alguno de los cabezas de cartel de este año, que nos sigue hechizando y deseando que llegue el próximo verano para convertirnos nuevamente en lowers entusiastas y apasionados.

*Alvaro Acuña es el creador del cultural magazine Mundocabaret.com