Los ojos del Cristo del Hallazgo revelaron su verdadera antigüedad

La datación exacta del Cristo del Hallazgo se realizó en 2002, pero no ha sido hasta ahora cuando, al iniciar una revisión del estado de la imagen, los miembros de la Cofradía del Hallazgo han revelado que la imagen no es del siglo XVIII sino del XVI o del XVII, según explica Rafael Sellers, delegado de Cultura de la Junta Mayor de hermandades y cofradías de la Semana Santa de Alicante. En la década de 1940 se le añadieron los brazos y las piernas, aprovechando la ocasión para repintar toda la escultura, pero sobre la originaria que ya existía y que todavía permanece.

El Cristo del Hallazgo fue restaurado en 2002 dentro del programa de restauraciones del patrimonio iconográfico alicantino, y financiado en parte por la dirección general de Patrimonio Artístico de la Generalitat. Los trabajos de restauración corrieron a cargo de la firma especializada Ecore, bajo la dirección de Djaphar Snacel Sánchez.

Hasta ahora se pensaba que se trataba de una imagen perteneciente al Barroco alicantino y de estilo salzillesco. Incluso en algún documento o artículo se podía leer que era del universal Francisco Salzillo, según destaca Rafael Sellers.

Se cree que el Cristo del Hallazgo llegó a Alicante desde Galicia y que fue donado al Convento de las Capuchinas de Alicante por Lluisa Conca i Amorrich, que lo heredó de su madre en 1777, hasta que años más tarde pasaría definitivamente a la parroquia de Villafranqueza. La cruz original se custodia todavía en el convento de las hermanas Capuchinas.

De acuerdo al estudio al que fue sometida la talla, se puede concluir que es de finales del siglo XVI o del XVII, entre el Renacimiento y el Bárroco, por los siguientes motivos:

- Si fuera del siglo XVIII, como se había apuntado, los ojos de la imagen serían de cristal soplado, en cambio, son de madera policromada y formando parte de la propia talla

- Técnica de pintura propia del siglo XVI o XVII, consistente en utilizar como técnica de ejecución de la policromía original un temple, como el huevo

- El imaginero vació el Cristo, desde la boca hasta el torax. Una técnica habitual en el siglo XVI y XVII, para hacerlas más livianas y exponerlas para su veneración en los retablos de las iglesias