Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
Misión de audaces
Confieso que he tenido serias dudas con el título, pues la hazaña de que trata es digna de hombres valerosos, arrojados y temerarios como no se han visto desde los enfrentamientos de los héroes de Troya o las hazañas asiáticas de Alejandro Magno. Alcanza cotas de tal altura moral, de tal desprecio por el peligro, que he barajado otros títulos como “Valor de Ley” o “Murieron con las Botas puestas” y similares, pasando por las hazañas del inspector Harry Callahan y su famoso, “alégrame el día” mientras contaba las balas gastadas de su magnum 347 en una jugada de póquer ruso.
Cinco, cinco bravos, valientes y enfervorecidos encapuchados (alérgicos a la luz solar, no por miedo a su identificación), sin aprecio alguno a su integridad física, han tomado al asalto un tenderete de información en el barrio de Sant Andreu de Barcelona. Las dos chicas que la cuidaban han sido reducidas a salvajes golpes ante la su evidente peligrosidad, no sin jugarse el tipo los cinco héroes anónimos de ser contagiados de cualquiera de los virus que los españoles solemos ser portadores.
La afrenta felizmente reprimida consistía en trabajar informando del lugar donde se ha concedido por Su Majestad Imperial Dña. Ana Colau, la ubicación de pantallas gigantes para seguir a nuestra selección en la Eurocopa 2016. Eso sí, a partir de octavos de final, a ver si por intervención Divina, Azar, Marx (Karl), Amon Ra o cualquier otro ente poderoso, se queda por el camino y se ahorran el desagradable espectáculo del sentir popular. De los vítores y cánticos, de los gritos de ¡Viva España!, o ¡Yo soy español, español, español!.
Abanderados de la defensa a ultranza de la racionalidad y convivencia, estos cinco seres tienen el honor de haber asaltado un baluarte inexpugnable recordando con su gesta la cabalgada del Duke (feo, fuerte y formal) en el puente de maderos contra la mecha que hacía estallar las cargas explosivas a su espalda o la del mismo actor (Valor de Ley) sujetando las riendas de su caballo con la boca mientras disparaba con la izquierda su colt y con la derecha cargaba y apuntaba el winchester frente a cuatro forajidos desalmados. En relación de uno a cuatro, poco para el Duke. ¡Epico!, o por seguir al personaje, ¡Homérico!.
Dejaré la ironía a un lado porque no creo que estas ratas sean capaces de entenderla, sus limitadas y dirigidas mentes no dan para tanto. Hace falta ser cobarde, rastrero y ruin para hacer lo que hicieron. Hace falta ser abyecto y miserable para acometer un acto tan bajo y gallina (con perdón al ave). Hace falta ser bobo de baba para hacer el caldo gordo a quienes llevan tanto tiempo sembrando los vientos que producen estas tempestades. Pero claro, todo esto y mucho más es lo que realmente son, por si alguien lo dudaba.
Escondidos en un efímero anonimato hizo falta el fragor mutuo de cinco “hombres” (ni lo son ni tienen pinta de alcanzarlo) para tener el valor necesario y golpear a dos muchachas sin posible resistencia. ¡Valientes gusanos¡, ¡Qué grandes os debéis sentir! ¡Cómo vais a presumir entre los vuestros! ¡Cómo os van a reír la gracia y ocurrencia todos aquellos que comparten vuestra mezquindad!. No nos engañemos, estarán orgullosos y ufanos de haber defendido su catalanidad a patadas y puñetazos contra dos (sí, dos) animosas mujeres que únicamente pretendían informar sobre esa selección de futbol en la que juega Bellerín, Piqué, Bartra, Alba, Busquets o Cesc, por citar sólo a aquellos con derecho a la nacionalidad por derecho Divino.
Sois la imagen más baja y repugnante de aquello en lo que se ha convertido una parte esencial de este país a cuenta de intereses ajenos al pueblo llano, al interés general que pasa por la convivencia, la tolerancia y el respeto. Sois la plasmación de épocas pasadas que creíamos todos superadas. No hay diferencia entre vosotros y el odio nazi a los judíos, el desprecio sureño al color de piel o la subyugación de la mujer como ser inferior por los fundamentalistas. ¿Os creéis mejores que estos?, pues tengo una noticia para vosotros, sois incluso peores.
Desde el rechazo a la violencia pero no a la defensa, pido al cielo la oportunidad de que estas alimañas topen un día con su horma, que ante estos furibundos y cobardes ataques se encuentren con una población que, bien por orgullo patrio, bien por defensa de las libertades, bien por caballerosidad (bien entendida), les devuelvan el detalle a cara descubierta y con igual contundencia.
Para ello, me pongo a vuestra disposición y os aviso, no lo vais a tener tan fácil como a vosotros os gusta, quizá, sólo quizá, os falte el valor que habéis demostrado no tener.
*Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados













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