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ENRIQUE VILA
ENRIQUE VILA Sábado, 09 de Enero de 2016

Aforo completo

No hacían falta facultades adivinatorias para aventurar que el pasado año no nos iba a reportar nada bueno. Tampoco era necesario ocupar el 221B de Baker Street o tener de compañero de piso un médico militar retirado. Era claro como el queso, el emmental. El único año del siglo terminado en cinco sin la famosa rima lo presagiaba. ¿Con qué rima quince en consonante?, lince, esguince y poco más. Uno en peligro de extinción y lo otro demasiado frecuente e indeseable. Aún así, con el ímpetu de lo nuevo, cargado el depósito de deseos y esperanzas y sin atender a las famosas leyes de la probabilidad, echamos a caminar a la aventura. Tampoco había opción. Sigue nadando, le decía Doris a Marlin mientras buscaban a Nemo.

 

No nos hizo esperar para quitar y dar razones. A principios de enero ya nos demostró lo que se venía encima y que “totalitarismo”, “masacre”, “intolerancia” y, en menor medida, “solidaridad”, serían palabras (y hasta conceptos) a repetir continuamente. Las familias y amigos de doce trabajadores del “Jueves” francés y cinco adyacentes inocentes transeúntes lo atestiguan en silencio irreversible.

 

Nuevos candidatos de nuevas formaciones, calentaban motores ante la contienda municipal previa a la gran batalla por el país. La vieja guardia, tarareando distraída su tango, apretaba filas y disponía sus huestes confiada y a desgana, ninguneando al rival. En el Madrid se mascaba la entrada-salida de Benítez (con Zinedine sobrevolando) en el más corto del Gregorio calendario. Al poco, un depresivo piloto comercial extendía su angustia existencial a familiares de pasajeros y tripulantes del avión que estrellaba, dejando en el aire la pregunta. ¿Por qué no se controla la capacidad y el poder sobre la vida ajena?, ¿Por qué no se examina la aptitud para asumir tal responsabilidad también en los cargos públicos que deciden sobre vida y patrimonio ajenos?. La respuesta es más que evidente.

 

Todo ello aderezado con inmisericordes decapitaciones en directo y agotadores suicidios políticos territoriales con ínfulas de independencia rupturista junto con regionales debacles electorales en el mes de las flores. Para unos lirios y rosas; coronas de crisantemos mortuorios para otros al “caloret” del verano. Evocando Cannae, el General Iglesias peor pertrechado y con menos efectivos infringe una severa derrota a un ejército mucho más numeroso pero perdido en ensoñaciones de grandeza. Nuestro glorioso Hércules también derrotó al todopoderoso Barcelona, dos veces y armado solo de  orgullosas Cabezas Negras, pero esa es otra historia.

 

Tsunamis de refugiados, alguno favorecido (mandan huevos) por maltrato en directo, sacudidor y engrase mediático de conciencia y asilo; otros maltratados en silencio sin consuelo ni esperanza de tanta fortuna. Violencia policíaca real, no de pantalla, balas perdidas por unos haciendo blanco sobre negro en el país de las oportunidades. Por no hablar de la lección democrática de traspaso de poder de la “pibe” Kirchner, tras su derrota electoral, digerida en términos deportivos y conciliadores, arrasando con todo aquello de valor que encontró en una casa mucho más rosada que sus pálidas y sólidas mejillas, incluida la cuenta de twitter de la presidencia argentina. Lección de comportamiento cabal, democrático y de servicio al pueblo soberano con soberana desfachatez.

 

Divisando ya la meta, casi exhaustos, el golpe de gracia de nuevo en el país vecino. Ciento treinta almas se preguntan por qué su eterno descanso es de menor calidad que el descanso nocturno que impidió detener a los causantes.

 

Por si no alcanzaba a ser 'annus horribilis' (aclaro, no es trasero feo), nos faltaba para tener el aforo completo de despropósitos e insensateces, la repetición a gran escala de la escaramuza electoral de mayo a escala nacional. Y para poner la guinda al pastel anual de tres pisos, coronarlo de querubín vestido de marinero o de pareja feliz en santa o civil unión eterna, aquellos que solo habían mostrado la “patita” se lanzan al estrellato de su tendencia alfarera y deciden moldear conductas y creencias a su conveniencia particular. Es cierto que la fé cristiana engulló la rueda celta de fiestas y eventos pero de ahí a convertir a SSMM, los Reyes Magos de Oriente en Flora, Fauna y Primavera, pasando a cuchillo la ingenuidad infantil al estilo Herodes, media un abismo. Punta de iceberg, me temo.

 

Preparo con laica resignación la Semana Santa en que, en lugar de saetas, suene Reggaetón, One Direction, Shakira o Iglesias (Enrique no Saulo) al encuentro de un paso cabalgado por la imagen del Che buscando desesperadamente los portadores de la estatua de Chávez y Castro para fundirse en un tripartito abrazo universal liberatorio de presión, hasta de la atmosférica. Al tiempo.

 

Lo dicho, qué razón asiste a D. Arturo, el académico claro. No nos cabe uno más, no hay sitio al fondo como en los autobuses o en los restaurantes chinos, estamos completos y con capacidad de exportar, aunque dudo que este producto nacional tenga aceptación en otros lugares. Oh tempora o mores, dijo ya Cicerón, que, por cierto, ni juega al fútbol, ni es youtuber, ni cantante y no significa temporada de moras.

 

Aunque todo es susceptible de empeorar, y si no que alguien me responda por qué vamos por la enésima edición de Gran Hermano, no te voy a echar de menos 2015. Adiós y ¡que te den!

 

*Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados

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