Yes Minister

Bendito seas Sr. Ministro Belga de Justicia una y mil veces. Te debo la salida del letargo comatoso en que me sume la actualidad nacional, harto y aburrido de independentistas y de los que no lo son e igualmente hastiado de discursos, debates, propuestas y encuestas de intención de voto. Superado por la gama cromática, azul, rojo, naranja, morado y verde, que está de moda esta temporada, tu intervención ha sido insuperable.

Podría evocar la situación con la imagen clásica del escritor frente a su teclado y una papelera plagada de folios arrugados rodeándola. La era digital lo impide. Todo es más efectivo, práctico y sencillo a la vez que menos atractivo y romántico. No te convence lo escrito, pues encestas en la papelera de reciclaje y aquí no ha pasado nada; si la foto no refleja tu rebelde personalidad, echas cien más y en alguna tendrás ese aire James Dean que, craso error, consideras cautivador e irresistible a pesar del sobrepeso y las mal disimuladas entradas. Así tengo la papelera repleta de canastas de arrugados bytes.

No creo ser el único al que agota el insufrible y extenuante monotema político. Para colmo, no contentos con embadurnar las calles de deshechos electorales, propaganda que ni para lista de la compra aprovecha, han tomado nuevas y privilegiadas posiciones en su imparable y metastásico avance. Desayunan en la 1ª (la 2ª sigue fiel al Ñu que cruza el río donde le espera el ya desdentado cocodrilo), almuerzan en la 3, discuten en la 4, comen al unísono en los informativos de todas las cadenas y meriendan, en días alternos, como resignados hijos de parejas separadas, en las restantes.

Ahora sí, a la hora de cenar, nada como hacerlo con Bertín dejando el finde reservado a María Teresa y sus felices tiempos acompañados de te, pastas y algún instrumento musical. ¡Por Dios, Buda, Alá, Ariocco o Marx, un poco de piedad! Somos conscientes de lo importante de todo esto para ellos, no en vano muchos no saben hacer otra cosa y algunos no la han hecho nunca, es más, hay quien no ha hecho nada nunca, no pocos, y pretenden seguir así con cargo incluido y pensión vitalicia. Incluso existen estirpes enteras dedicadas al 'dolce fare niente', que inculcan a sus vastagos las bondades de tan recompensada y relajada vida, promoviendo la unión endogámica defensora de su exclusividad y de la transmisión genética de la solidez de un rostro hormigonado adornado de un discurso vacío multiusos. En breve, de seguir así, veremos a Doña Soraya venir del futuro, botella de lejía en mano, asegurando que su grupo lava más limpio, o a D. Pedro examinando una lavadora bloqueada por la cal asegurando que su programa (de lavado) lo habría evitado. O a D. Mariano sacando la mano del coche susurando “te gusta que te conduzca”; incluso a D. Raul Romeva alzado por la abuela (Dña. Limpia) ensalzando las virtudes higiénicas del nieto. Hasta D. Arturo se quejará amargamente mesándose el cabello diciendo “yo superaré estas elecciones, pero y mi pelo, ¿lo superará?”. D. Albert y D. Pablo negarán posibles acuerdos a pleno pulmón, reconociendo que ya lo tienen firmado mientras el periodista les muestra un plato de recién cortado jamón ibérico. Lo dicho, fatigita que me da. Gracias Sr. Ministro por darnos otra cosa que comentar que demostrando la superioridad moral occidental.

La máxima expresión del Estado del Bienestar plasmada en el acuerdo alcanzado entre polis y cacos para no delinquir y, por eso, no ser perseguidos de las 21 hs. p.m., a las 5 hs. a.m.. El problema no está en la impecable y bienintencionada norma, sino en su falta de difusión, seguramente los terroristas perseguidos desconocían que estaba prohibido cometer atrocidades en esa franja horaria y en estos momentos estarán avergonzados de desatender las leyes belgas sobre horarios comerciales. No obstante, se trata de una ley mejorable. Puestos a regular el horario delictivo, entiendo justo que a la hora del bocadillo, de 10 a 11, a.m., tampoco sea lícito delinquir y que también se respete (por lo menos en países latinos) la hora de la siesta.

Estas modificaciones vienen siendo reclamadas por el Sindicato del Crimen desde hace tiempo y ya es hora de que los oprimidos delincuentes alcancen los derechos que el resto de ciudadanos disfrutamos. Igualmente, habría que derogar el contrato a tiempo parcial en el sector y convertirlos en indefinidos, con sus cotizaciones a la SS al objeto de que tengan derecho a paro y una jubilación digna y adecuada. Cotizaciones que deberán correr de cuenta de sus víctimas a las que prestan el servicio correspondiente. No sé si es peor la existencia de la norma, la difusión de la misma o las risas que se estarán echando los afectados a costa de la inocencia pueril europea. Claro que cabe otra explicación, pues siendo el pueblo de Hergé, Van Damme o Merckx para los franceses sus leperos particulares, ante los difíciles momentos que atraviesan, quizá esté hecho a propósito pero fuera de fecha. Aún queda una semana para el 28 de diciembre.

*Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados