Día Martes, 30 de Diciembre de 2025
Ya llegó la navidad (con sabor a anuncio de la Lotería)
Sí, señoras y señores, con la llegada del anuncio de la Lotería queda oficialmente inaugurada la navidad. Ya pueden sacar sus gorros de lana, sus bufandas y a...guardarlos de nuevo en el altillo con la ropa de temporada. ¡Cómo puede hacer calor a finales de noviembre!
Entre que el tiempo pretende que compartamos la tradición con Australia de recibir el año nuevo en bañador y que el anuncio de la Lotería cada vez es más temprano vamos a tener que empezar a hacer los muñecos de nieve con la arena de la playa. Ya sólo falta que en el anuncio de navidad de El Corte Inglés suene la canción del verano.
Además de excesiva puntualidad, el anuncio de este año de la Lotería ha dado de qué hablar. Después del magistral anuncio del año pasado (ese pozo sin fondo en la boca de Monserrat Caballé y el indicio de esquizofrenia en el gesto de Raphael), este año ha tocado una historia mucho más terrenal (gracias a Dios, estaba harta de tanto orbe dorado volando por ahí mientras los sopla un calvo).
Un hombre muy humilde, compra todos los años el décimo de Lotería en el bar de siempre. Sin embargo, un año que no lo compra va y toca el Gordo. Obligado por su mujer, el pobre hombre baja al bar a felicitarles; es entonces cuando el dueño le da un sobre con su décimo, el que compra todos los años. Y tú, como espectador, ya bañado en lágrimas y absorbiendo moquillo escuchas el eslogan: "Porque el mayor premio...es compartirlo". Y bueno, ahí ya, como español eso ya te descuadra un poquito más porque en España va más eso de "El mayor premio es... ¡Quedártelo to' pa' tí!"
¿O no? ¡Ah! Claro, discúlpenme, que ya estamos en Navidad y ya toca un poquito de eso que sale en las pelis americanas llamado "espíritu navideño". Ayudar a los pobres, donar alimentos no perecederos, cantar villancicos a los ancianos, en los hospitales...Ese tipo de buenas acciones que arreglan a nuestra sociedad durante 20 días. El problema es, que es acabar el Día de Reyes y la buena fe se nos evapora con el sudor de subir la cuesta de Enero. Y es que parece que a las pobres personas que viven en nuestras calles (y que se pasan horas muertas mientras nosotros pasamos sin tan siquiera mirarles) las colocan allí al igual que ponen las luces de Navidad en el Corte Inglés.
"En Navidad hay que hacer algo por aquellos que no tienen nada" afirman algunos, cosa que me parece perfecto; son fechas complicadas en las que lo último que querríamos sería estar alejados de nuestros seres queridos. Pero quisiera preguntarles, ¿esas personas recuperan su casa, su familia o su dinero automáticamente después de la Navidad? Porque yo sigo viendo al mismo chico que se sienta en el Burguer King de enfrente de la estación de tren, al hombre que siempre está en el escalón de Stradivarius en maisonave, o al que se pone en la entrada del Corte Inglés de galerías que da a Federico Soto.
Sé que es complicado, pues uno solo no puede cambiar el mundo, pero son los pequeños detalles lo que lo consiguen. El problema es que somos unos egoístas, incluida yo. Egoístas en el sentido de que estamos tan ocupados con nuestra ajetreada vida que ni siquiera nos paramos a pensar en que no todos contamos con la suerte de tener mil cosas que hacer.
Me gustaría contarles una anécdota que me ocurrió a mí. En septiembre me pararon los voluntarios de la Cruz Roja (a los que tantas veces no habéis ni escuchado porque teníais prisa, como me ha pasado a mí cientos de veces). Por uno de esos casuales, acabé haciéndome socia, aunque pagara lo mínimo posible. Quería poner mi pequeño granito de arena a esta sociedad que tantas veces critico. Sin embargo, tuve que enviar mis datos bancarios otro día porque no me los sabía y tarde casi un mes. Tras infinidad de mensajes por móvil y por correo que llegaron incluso a molestarme le respondí ofendida "Estoy demasiado ocupada". "Perdóname, es que no imaginas la de gente que me ha dado sus datos y luego ha dejado de contestarme cuando le pedía los bancarios", me respondió él.
¿De verdad hemos llegado a ese punto? Sólo digo que piensen en qué tipo de sociedad quieren dejarle a las nuevas generaciones, o qué se supone que estamos construyendo los propios jóvenes. No se olviden de que después de Reyes el año tiene otros 365 días y no todos tenemos el privilegio de poder quejarnos de "la falta de tiempo".



















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