Día Martes, 30 de Diciembre de 2025
Los marmotas

Oigan amigos. ¿No tienen la sensación de que estamos atrapados en un bucle? ¿No será el día de la marmota política? ¿No están aburridos de tanta repetición?
Pareciera que nada tiene solución. No hay salida para el conflicto creado con la relación entre los partidos. "Mando yo, yo la tengo más grande, yo la tengo más gorda, yo orino más lejos que tú. Tú eres inapropiado, dame tu voto y calla por facha. Vosotras sois peligrosas, dadme vuestros votos y callad malditas, no me pidáis sillones a cambio que me cabreo...".
El bipartidismo ha sido sustituido por los poderosos bloques, es lo que está de moda. El problema es que para formar bloques, hay que saber pactar, dialogar, ceder y entenderse. Nuestros interlocutores políticos no saben ni quieren hablar entre ellos. Están acostumbrados a las mayorías absolutas y no se saben desenvolver en este nuevo contexto.
Nosotros, los humanos mortales, si tenemos un conflicto médico, vamos al especialista. Si tenemos problemas en nuestro matrimonio, elegimos ir al sacerdote o al asesor matrimonial. Si nuestro coche hace ruiditos, acudimos prestos al mecánico. Si la calefacción falla el calefactor la arreglará. Y así todo se soluciona.
¿Qué pasa cuando los políticos tienen problemas entre ellos? ¿Acuden al politólogo o al politista? No lo sé. Realmente no se para que sirven los politólogos salvo para terminar siendo ellos mismos políticos. A los hechos me refiero.
Estarán de acuerdo conmigo que en general, los conflictos entre personas, se puede afrontar de dos formas; desde dentro o desde fuera.
Si nuestro análisis es interno, si pretendemos que los que generan problemas sean autocríticos y ellos solos lleguen a solventar el conflicto que producen seremos unos ilusos. Sabemos a ciencia cierta que ninguno de los actores en crisis, reconocerán sus errores y sus criterios, serán siempre excluyentes. Por tanto, no esperen que lleguen a acuerdo alguno.
Sin embargo, si el análisis es externo, se basará en un diagnóstico objetivo de un observador neutral apartado del conflicto y que su resolución no le afecta en ningún sentido, además, debería ser alguien que entendiera del tema, un experto y tener prestigio y respeto general. Esto es lo que hacemos los médicos y no nos ha ido tan mal después de miles de años practicando.
Esta figura no existe. Hay psiquiatras para perros pero no los hay para políticos
Esto conlleva mucho peligro. Es manifiesto la absoluta falta de objetividad de nuestros dirigentes así como su indolente dependencia jerárquica que ofende la inteligencia mínima. El pensamiento libre está totalmente denostado y es el contrapunto al pensamiento político de todos nuestros dirigentes que se encuentran más cómodos en estructuras piramidales de ordeno y mando.
Por otro lado, no existe ni existirá, por mucho que se esfuercen en aparentar, la discusión libre. Todo está mediatizado y corrompido por los tics autoritarios de todos los partidos. Es claro que lo que subyace en estas situaciones, de forma primero oculta pero cada vez se manifiesta sin pudor es que todo depende del argumento de la fuerza; tengo más votos que tú, soy más fuerte que tú y te machaco sin contemplaciones.
Por tanto, el único argumento de fuerza es el número de votos. Con este mecanismo no hay que explicitar razón alguna, no es preciso convencer a nadie ni dar más explicaciones. Si el primer partido más votado fuera un partido ultra-religioso, nos dirían hasta la saciedad que el ciudadano que no profese su religión es un traidor y lo perseguirían sin duda. Si lo piensan un poco ya está sucediendo
Las ideologías han pasado a formar una concepción fundamentalista. Los partidos políticos, cada vez necesitan menos de los parlamentos que como su nombre indica es donde se habla, se argumenta y se convence al que piensa de forma distinta para después votar la opción mejor para la ciudadanía. La disciplina de partido debería ser anticonstitucional. Con decir que tienen más votos aseguran sus razones aunque estas sean dogmáticas o sencillamente, no tengan razón alguna.
Llámenme ingenuo. En general aplico una norma simple. Todo irá mejor cuando cada uno, haga lo que la palabra que define su puesto significa. Parlamentarios a hablar y pactar, presidentes a presidir, zapateros a sus zapatos... y así hasta el infinito. El problema viene cuando los zapateros pactan, las brujas curan, los políticos obedecen y la ciudadanía duerme mientras que los pajaritos cantan y las nubes se levantan.
La discusión política, se ha transformado en una performance teatral, cada uno de ellos lleva la mano del partido metida por el culo y cuando articulan palabras, otros hablan por ellos.
La radicalización ha llegado y se ha establecido entre nosotros, el desprecio hacia la razón y las razones es evidente. Piensan que somos lelos y no tenemos memoria. Todos los partidos han defendido principios determinados y los contrapuestos sin solución de continuidad y nunca ha pasado nada ni pasará. Mentir no es un problema ni está penado.
Los partidos, se subrogan razones que no tienen. La primera es que son los representantes de los que les han votado, pueden hacer una interpretación libre de las opiniones de los ciudadanos y ejecutar lo que les dé la gana sin permiso, compromiso ni vergüenza. Además los votantes, deberemos ser fieles a sus consignas y no analizar nada
La segunda razón es que la acción política no se basa en el consenso y el pacto. Mas bien se trata de una guerra donde hay que aniquilar al contrario.
Esto termina generando, el más radical desprecio a las razones de los demás, solo las opiniones de cada partido son la verdad de cada uno, no hay espacio para las dudas. Ellos serán los que nos impondrán una agenda de prioridades y nos recomendarán que cerremos los ojos y les dejemos hacer porque los que tienen la clarividencia necesaria para afrontar nuestro futuro son los líderes de turno.
Además, los partidos son los responsables de la actual crisis que padecemos. Analicemos juntos. Precisamente sus acciones son las que han provocado que nada cambie de verdad. ¿Por qué están los españoles descontentos con nuestra estructura territorial? Los partidos, han cedido el interés general permutándolo por intereses organizativos de ellos mismos y el reparto de poderes.
El disparate catalán no existiría como se ha manifestado si el PP y el PSOE hubieran hecho las cosas de otra forma y hubieran pactado entre ellos en beneficio de una España fuerte y unida en vez de dar cabida a los separatistas que tienen una visión y un sentimiento egoísta de la realidad.
El problema es que no podemos denunciarlos a todos por daños y perjuicios. Serían muchos años de cárcel.
Los partidos han dejado de ser estructuras democráticas para transformarse en ejércitos y están en guerra. Si solo fuera eso, nada pasaría. El problema es que la munición que utilizan en sus batallas somos nosotros mismos y yo no estoy de acuerdo con que me utilicen a mí o a alguna persona querida en semejante cometido.
* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...




















Juan Ignacio | Jueves, 25 de Julio de 2019 a las 21:22:13 horas
Ha sabido , expresar mis miedos y pensamientos , en su columna de opinión.
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