Día Domingo, 07 de Diciembre de 2025
Buscando al turista sibarita

Guiris, domingueros, madrileños, que pese a que en su Madrid no hay playa, ven a nuestra ciudad, Alicante, como su resort de vacaciones particular. El transporte público es más cosmopolita que nunca. Del mismo modo que uno puede escuchar palabrejas anglosajonas o escandinavas, también se pueden oír acentos y dejes de todo el territorio nacional. Los “mazo” de los madrileños contrastan con los “flema” de los andaluces, españoles y extranjeros visitan en esta época estival nuestra ciudad con la intención, en ocasiones, de dar rienda suelta a sus pecados y resarcirse por las formalidades a las que estaban acostumbrados en su tediosa rutina habitual.
Es evidente, que el turismo, es el principal pulmón del municipio. El sol y la playa, son nuestros principales aliados para apaliar los tiempos de crisis del pasado. No solo para el consistorio, sino para los comerciantes, esos hosteleros y tenderos que cada verano, y nunca mejor dicho, hacen el agosto a base de hacer caja a costa de los turistas. Esos viajeros, que tras estar un año ahorrando y apretándose el cinturón, gastan sin cesar mientras son víctimas del estirpamiento de riñones que llevan a cabo, algunos establecimientos que aprovechando su situación ventajosa timan a los turistas ilusos que pagan tres euros por un mísero vaso de horchata. Espero que sea de importación…
En fin, que nuestro turismo se basa en el entretenimiento. Ese pasatiempo, el de la playa, el chiringuito, la hamaca, la sangría y la paella, que aglutina y atrae para bien o para mal, y sin intención de que suene clasista ni mucho menos, a todos aquellos británicos procedentes de los barrios obreros de las islas. Ese turismo temporal de baja calidad que minusvalora otro tipo de atractivos con los que cuenta Alicante. Esos guiris, algunos campeones de balconing, tan solo buscan convertir a la ciudad en una especie de parque temático en donde la única ocupación que les interesa es pasarse el día en la playa o en la piscina sin importarles el resto de la urbe.
Ciudad, la nuestra, que es mucho más. A diferencia de otros lugares de vacaciones donde el patrimonio cultural es escaso o residual, en Alicante, contamos con una riqueza patrimonial que ya quisieran tener otros rincones de España. Está claro que no somos León, y que no tenemos su catedral, pero la basílica de Santa María o la concatedral de San Nicolás merecen ser visitadas. Un atractivo, que también encontramos en el Castillo de Santa Bárbara, ese bastión a veces ridiculizado por los propios lugareños, que forma parte de la historia del municipio. Cada vez que paseo por esas murallas y me escondo en sus almenas, retrocedo a aquel siglo IX en donde valientes caballeros defendían la fortaleza con hombría. Ese castillo, que pese a que se le quiere menospreciar, es Bien de Intereses Cultural nacional. Patrimonio igual de importante, como otros lugares, como la Plaza de los Luceros. Qué bonita es. Esa fuente y esos relieves son únicos en España. Esa plaza emblemática que tanto sufre al escuchar los estruendos de las mascletás durante las Hogueras. Fiesta, que es importante, pero como ha destacado Ciudadanos en su propuesta de la sesión plenaria del pasado mes de junio, el patrimonio histórico de la ciudad como Luceros o la plaza de Gabriel Miró, la cual también sufrió percances durante la celebración de las pasadas fiestas, también lo es.
Es por ello, que se debe proteger nuestro patrimonio, para no borrar del mapa nuestra historia. Monumentos que serán protegidos en la comisión propuesta por Cs para la protección del Patrimonio Cultural de Alicante.
Porque, pese a que no se crea, tenemos recursos históricos y culturales para no tener tanta dependencia de los guiris, del sol y de la playa. Fomentando y aupando nuestro patrimonio, abrimos el abanico turístico e incentivamos a otro tipo de viajeros en nuestra ciudad con un turismo mucho más sibarita cuya motivación reside en la pasión por la cultura, esa rama de la existencia del hombre que tanto parecemos olvidar cuando vemos nuestra ciudad. Porque Alicante, tiene historia, una existencia que le permite independizarse, del turismo de baja calidad al que estamos acostumbrados.

















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