El jovencito Frankestein

¿Recuerdan ustedes la película "El jovencito Frankestein"?, ¿recuerdan el pasaje en el que a "Aigor" se le cae el cerebro de un genio y utiliza para el monstruo el propio de un tal A. Normal? Después el Dr. Frangostin le riñe gritando: ¿me está usted diciendo que le ha puesto a un monstruo de 2 metros y medio el cerebro de un anormal? Aigor se queda atónito, con su mirada dispar a lo Oriol Junqueras, sonrisa sardónica acompañante mientras el plano se cierra a negro y se oyen las carcajadas del cine. Genial momento.

Carlos Puch del Monte ha caído. En el PDeCAT, también conocido como "Los Gatos Ictéricos", no lo pueden creer, su líder exiliado, su héroe, ha sido vigilado, perseguido, telematizado y neutralizado por las hordas germánicas fascitas colaboracionistas del estado Español dictatorial. Por culpa de la estúpida manía del líder carismático de hacer turismo, conferencias, ir a festivales de cine, fuera de su área de confort, su tranquilo Waterloo, donde ser traidor no está registrado como delito y probablemente ladrón y corrupto también. Esto, acompañado de que  su Magnánima Divinidad como presidente catalán le hace inmune y ajeno a las leyes de los humanos, o eso pensaba él y los demás, hasta que la cruel realidad se impone a los sueños y ha comprobado en sus trémulas carnes que a él se le puede aplicar el código vigente por detrás y por delante.

Todo esto, ha cristalizado en su final definitivo, su captura en una gasolinera, probablemente a la salida de los inodoros, después de evacuar líquidos o sólidos, vaya usted a saber, aunque algunos maliciosos dicen que viajaba en el maletero, adecuadamente acondicionado por los dos Mossos fugados y su amigo empresario pagador de facturas por la causa que le acompañaban.

Los Independens Day, se sienten vacíos, creen tener muchas opciones aparentemente, pero ahora se han dado cuenta que en realidad son pocas o ninguna. Han armado a su pueblo, a la parte fiel al desatino me refiero, la otra mitad les importa un carajo limonero y para ellos, no son catalanes. Los Comités de Defensa de la República, los CDR, han parasitado todo el territorio catalán de bilirrubina amarilla revolucionaria y estrellas castristas en banderolas, llenos de militantes de todos los partidos Ictéricos, pero también de un grupo nutrido de apátridas  de  partidos, sin control, out-siders, independentistas medulares y radicales en posesión de la verdad única y sin posibilidad de meditar y ninguna gana de pactos, convencidos de que con la fuerza en las calles, se puede forzar todavía la independencia, arrasando, golpeando, hiriendo y sin miedo a morir. Llega la hora de la sangre, de la hemorragia de una sociedad que hace poco era pacífica y próspera. Las algaradas callejeras han empezado, ya lo han hecho, no son pacifistas, están dolidos y son poco controlables y están llenos de rabia, irán a más y a peor.

Los Gatos y los Bananeros tienen la lengua muerta y llena de agujetas de repetir en toda situación "democracia, libertad y pacifismo". En el fondo, y no tan en el fondo, están acongojados porque saben, van a perder el control sobre esta población tan singular y se está orquestando una espiral de violencia sin su permiso, hasta ellos mismos, los popes de la patria chica tienen miedo, peligran tambien porque saben seguro que no podrán colmar los deseos de su monstruo despertado, de su propia creación.

Uno al otro se lo recriminan, su particular Frankestein se les ha escapado y ahora entienden lo que sintió el Dr. Frangostín cuando vio a su criatura huir sin control aullando mientras insultaba a su compañero Aigor, que  había puesto el cerebro de un idiota a un titán de dos metros y medio.

La película ha acabado pero se sigue oyendo alguna de sus frases a la salida del cines:

"¿me quieres decir que le has puesto el cerebro de un sub-normal a un monstruo de 2 metros y medio?"

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...