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JORGE BRUGOS Domingo, 18 de Marzo de 2018

Decadencia Popular

Parece que fue ayer cuando el Partido Popular criticaba bruscamente a Unidos Podemos por su frustrada y esperpéntica moción de censura en el Congreso de los Diputados. Mariano Rajoy y sus pupilos se tomaban a risa la estrategia propagandística tomada por Pablo Iglesias para dar un golpe de efecto y arañar votos. Legislativamente tenía poco calado, pero electoralmente, aquella maniobra suponía un aliciente para que los insumisos y críticos con el ejecutivo vieran en la formación morada la alternativa que cambiaría España. Como el propio gobierno de la nación dijo en su día, Iglesias ponía los intereses partidistas de sus siglas por delante de la nación española y de sus ciudadanos.

 

Ahora, que caprichoso es el destino, el Partido Popular de la ciudad de Alicante, encabezado por Luis Barcala, quiere emular a los podemitas y ha maquinado una moción de censura al alcalde socialista Gabriel Echevarrí. Iniciativa banal, que no acarreará ningún beneficio para la ciudad de Alicante, pero sin duda, este si servirá para estimular a parte de los votantes Populares. PP, en este caso, Barcala, que intentará representar a una alternativa de gobierno. Estos serán los que liberen a los alicantinos del desgobierno Echevarríano.

 

Es triste que el Partido Popular tenga que recurrir a este tipo de artimañas electoralistas y oportunistas para aglutinar apoyos. En lugar de hacer propuestas, estos prefieren dar espectáculo y elaborar planes estériles que lo único que hacen es que el tiempo pase sin que la ciudad avance. Existencia de los alicantinos y concejales, que tendrán que aguantar un pleno sin fundamento y sin eficacia, porque a algún “inteligente” Popular se le ha iluminado la lamparita. Luz, que ya no luce en el PP, ideas que ya no surgen en el laboratorio Popular. Sin ideología, sin propuestas, sin proyecto, sin ciudad y sin país. Los conservadores, por llamarlos de alguna manera, porque desgraciadamente el Partido Popular no solo ha perdido su lámpara, sino también la ideología, la esencia que dotaba de sentido a sus siglas. Formación sin ideario, que ha transformado a la gaviota en una maquina electoralista creada para recabar votos. Da igual hacer el ridículo, da igual dar la nota, lo importante es que la gente les vote y que cojan la papeleta azul.

 

Azul, que se parece al morado. Y no, no soy daltónico. Pero con actitudes como las del PP de Alicante, la formación de Mariano Rajoy demuestra estar cada día más a la deriva. No solo por las encuestas, como la última que les sitúa terceros a 10 puntos de Ciudadanos en las generales, sino por su comportamiento. Conductas inmaduras e impulsivas que manifiestan la desesperación que existe en Génova debido al auge del partido de Albert Rivera y que pone al PP a la altura de los populistas de Podemos.

 

Circunstancia, que ha puesto nerviosos a los peperos. A esos que se creían invencibles, indestructibles. Ascenso de Ciudadanos que se debe al retroceso del Partido Popular, no solo en las encuestas, sino también en sus políticas, unas medidas que ni están ni se le esperan. Crisis existencial e ideológica, que el PP intenta achicar con iniciativas paupérrimas y ridículas como la llevada a cabo en Alicante. Porque como dijo Edward Gibbon: “Todo lo humano, si no avanza, retrocede”. 

 

* Jorge Brugos es Coordinador de Comunicación de Ciudadanos (Cs) en Alicante ciudad.

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