Del Sábado, 04 de Octubre de 2025 al Jueves, 30 de Octubre de 2025
Cicatrices agravadas

Estoy preocupado, desalmado, triste. La situación de Cataluña se parece cada más, sin alarde de ser profeta en mi anterior artículo, a una Guerra Civil. O al menos, así lo quieren pintar los independentistas. En su relato, los Guardias Civiles encarnan a los grises franquistas, y los ciudadanos independentistas, son los maquis que luchan contra el Estado opresor para conseguir la libertad. Cada porrazo, cada herida o cicatriz es un motivo para justificar la soberanía de Cataluña. Una razón por la que confiar en la causa.
Viendo las imágenes del 1 de octubre, me acordaba de Adolfo Suárez, mi referente político. Recordaba la transición que el mismo construyo, la paz que su figura capitaneo, el Presidente que derrumbo los muros, elimino las etiquetas y tendió puentes. Unos caminos que se están destruyendo, estamos volviendo a lo que vivíamos hace 80 años. En la guerra, en el conflicto, en la rivalidad, en la ira. Unas circunstancias, que de levantar Suárez la cabeza, no daría crédito, sentiría que su trabajo había sido en vano, que su concordia era un espejismo.
Precisamente, la cabeza, es lo que tenemos que poner todos, no solo los políticos, sino también los ciudadanos. Sea uno independentista o españolista, debemos volver a la realidad y salir de este círculo vicioso y rocambolesco en el que nos hemos metido. Ni confiar en las falacias demagógicas que ha creado el señor Puigdemont, ni sobrepasarse en las actuaciones para defender la democracia y la ley.
Aunque a algunos les pese, en su DNI va a seguir figurando la nacionalidad española. Es por ello, que, aunque los soberanistas piensen distinto y se crean pertenecientes a una cultura y nación diferentes a las nuestras, los catalanes son y seguirán siendo españoles. Todos somos hermanos, todos somos compatriotas. Episodios como el del I-O, dividen todavía más a la sociedad española de la independentista y viceversa. Pese a que me cueste reconocerlo, Artur Mas tenía razón cuando dijo que España ya había perdido Cataluña. Con lo vivido ayer, los independentistas no van a querer ni por asomo ser españoles. La contundencia, pero brusquedad del ejecutivo ha fortalecido más si cabe las diferencias entre Cataluña y España. Ha regalado más razones a los soberanistas para su emancipación. Puede que lo hayan exagerado, pero su mensaje ha calado, han conseguido lo que querían, que la opinión pública internacional sea hechizada por su victimismo.
El golpe de Estado secesionista tendría que estar ya solucionado. No deberíamos haber llegado hasta aquí. El artículo 155 es la única y mejor solución para atajar el conflicto de forma proporcionada. Convocar elecciones autonómicas y que el pueblo vote, que Cataluña decida, pero esta vez de forma legal, legitima y democrática.













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