Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
Hijos del demonio
Cuatro años de muerte, cuatro años de lágrimas, cuatro años de ISIS. El Estado Islámico lleva casi un lustro atemorizando al mundo con sus atentados. Ataques con los que no solo busca sembrar el terror, por eso son terroristas, sino también el odio y la división. Un desmembramiento que ha sido caldo de cultivo para que los populismos radicales florezcan en el viejo continente.
Unas corrientes fruto del miedo y la inseguridad de los ciudadanos. El mundo globalizado se ha puesto en duda, entrando de nuevo a escena un orbe proteccionista y hermético que se creía ya extinto. Aquello era algo del pasado, los muros eran historia, los puentes y la tolerancia eran el presente. Ahora, todo ha cambiado, los humanos, los países, estamos divididos, polarizados. Mientras unos optan por la fraternidad y el consenso, otros prefieren el rechazo y la hostilidad. Una fobia por lo desconocido, temor a lo que es diferente.
Los puentes están derrumbados, los muros levantados. Los terroristas islámicos han conseguido lo que querían, dividirnos, asustarnos. Solo si caminamos juntos en la misma dirección podremos vencerles. Une y vencerás, divide y perderás. Mientras nosotros luchamos contra nosotros mismos con críticas e insultos, no hay más que ver la tensión entre Angela Merkel y Donald Trump, ellos permanecen juntos, indivisibles, tienen un objetivo común, destruir nuestro mundo para establecer el suyo. Una existencia llena de sectarismo y de intolerancia. No caigamos en su trampa, no vivamos en su mundo. Unamos fuerzas en lugar de separarlas, no somos enemigos, sino amigos, aliados, no rivales.
Nuestro enemigo, no es México, ni Rusia. Es el ISIS. Este es el mal que poco a poco va calando en nuestro mundo. Cada día, cada momento es un instante de sufrimiento y de muerte, compatriotas de un lugar llamado mundo que pierden la vida a manos de estos desalmados hijos del demonio. Su lugar no es el paraíso, es el infierno. Tenemos que pagarles con la misma moneda, con la ley del talión, ojo por ojo diente por diente. Debemos atacarles con todo, destruir su mundo del mismo modo que ellos pretenden abolir el nuestro. La única forma de honrar a las víctimas, ya sea las de Manchester, las de París o las de Londres, es combatirles, luchar por ellos. Dejar las flores y coger las armas, aparcar el luto y enfrentarse a ellos con todo lo que tengamos.
Solo si permanecemos unidos les derrotaremos. Hagamos de la globalización nuestra arma, del consenso entre todos, nuestro medio y de acabar con el Estado Islámico nuestro objetivo. La guerra no es contra Rusia ni contra Siria, es contra el ISIS. Este es nuestro enemigo, con el que debemos acabar. El rival al que el mundo se tiene que enfrentar. Si no lo hacemos y lo único que nos importa es la economía acabaran con nosotros y cuando nos percatemos ya será tarde. Pasan los días, los años y los muertos, pero todo sigue igual. El mundo no hace nada, permanece expectante a no sé a qué, mientras nuestros compatriotas del mundo mueren y sangran. Necesitamos actuar, que digo, necesitamos, tenemos la obligación de hacerlo, no por nosotros, sino por las personas que dijeron adiós, por los héroes que cayeron. Sus muertes no pueden ser en vano, tienen que servir de algo, deben constituir un aliciente para acabar de una vez por todas con el terror, con el sufrimiento, con el ISIS.













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