Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
CONCIERTO DE RAPHAEL EN ALICANTE
Raphael, único

Raphael ofreció ayer en la plaza de toros de Alicante un concierto dentro de su "Gira Simphónico". Acompañado de la Orquesta Sinfónica de Elche el Maestro entusiasmó a sus seguidores durante tres horas con sus temas de siempre: “Como Yo Te Amo”, “Yo soy Aquel”, “Escándalo”, “Mi Gran Noche” y “Estar Enamorado”, entre otros grandes éxitos.
Desde la incómoda silla de plástico colocada en el albero, se puede medio ver el reloj de la Plaza de Toros marcando las 22:30 del sábado mientras el público ocupa sus asientos a la espera del maestro. El traje de luces para otros, toca riguroso negro fiel al uso y expectativas del respetable que aplaude a rabiar cuando aparece la Orquesta Sinfónica de Elche (¡En Alicante!) y, segundos después, puntual y sonriente, el Artista levanta ánimos y traseros. No se ha hecho esperar, eso es para divos pagados de sí mismos no para el esforzado currante de pico y pala con 55 años de profesión a su delicada y menuda espalda, como él mismo aclara. Esto promete, harto de mediocridades de todo tipo, un número uno, un fuera de serie por fin.
Saluda, casi llorando por el recibimiento y comienza el espectáculo. Su chorro de voz ajena a edad, achaques y enfermedades felizmente superadas inunda la Plaza que se rinde a la maestría y calidad del personaje y la persona. Tras dos o tres riadas en forma de canción se toma un momento y presenta a la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Elche (OSCE). Sesenta músicos y Director aplaudidos intensamente en Alicante. Esto no es futbol señores, es arte y no está para tonterías.
De cero a cien en dos segundos Raphael despliega oficio. Sin adornos innecesarios, una orquesta, un escenario oscuro de fondo y su juego de luces son más que suficientes para que nada distraiga de lo que hemos venido a ver. Sus gestos, tan histriónicos y característicos como necesarios, sus movimientos en el escenario, aspavientos, desprecios, enfados, paseos, burlas e indiferencias cuentan las canciones y él, al parecer, disfruta con ello.
Una hora más tarde, de diez minutos parecen, no ha levantado el pie del acelerador ni tiene pinta. Entrega y fusión absoluta de público e intérprete, ofrece el micrófono para acompañarle en estribillos que obediente y entregado el respetable agradece. Y el tiempo pasa sin remedio a demasiada velocidad.
Ni un gesto fuera de sitio, ni un movimiento extraño, todo acompasado, fuera chaqueta, fuera corbata y camisa abierta tres botones. Giros de muñeca flamencos, pasos de bailaor y acompañamiento de virtuoso de guitarra acústica con quien demuestra que ranchera, ritmos latinos e incluso medio rap (al loro) también domina. Trabajo, trabajo y trabajo, cincuenta y cinco años de trabajo.
Dos horas después, el mismo reloj se ha comido literalmente el tiempo. Con la misma fuerza del comienzo, sin descanso, a por los clásicos: “Mi Gran Noche”, “Estar Enamorado”, “Maravilloso Corazón”, “Escándalo” (absoluto y total), “Yo soy Aquel”, “Digan lo que Digan”, “Como Yo Te Amo” y ni un paso atrás para coger impulso, ni falta que le hace.
Sumados tres cuartos a las dos horas todo sigue igual, ni le tiembla la voz a sus y pico años, ni reduce velocidad. Si algo le queda dentro se lo deja en el escenario que mañana será otro día y ya descansará. Ole, ole y ole, si el público respeta y admira al Artista éste deja claro que es recíproco, y se entrega a tumba abierta.
Por poner una pega, minúscula e insignificante, el cristal frente al que canta frente a su imaginario reflejo necesitaba una mano de Cristasol; por lo demás vaya inicio de gira veraniega cargada de profesionalidad y trabajo tan deseado como infrecuente. Casi tres horas de escenario sin descanso, sin altibajos ni fallos. Dedicación, esfuerzo, trabajo y profesionalidad, fórmula no mágica del éxito que Raphael ha sabido y sigue sabiendo combinar para gozo y disfrute suyo y nuestro. Gracias Maestro.

















Cami | Domingo, 17 de Julio de 2016 a las 21:59:40 horas
Estuve allí y no se puede contar mejor y con tan bonitas palabras. Gracias por su estupenda cronica Sr. Vila.
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