Día Domingo, 07 de Diciembre de 2025
Filtro vs Corazón
Recientes estudios de una prestigiosa Universidad del Medio Oeste Estadounidense, que prefiere mantener el economato (y lo conservará mientras permanezca en el anonimato) apoyados por el Consejo Local de Cooperación Internacional de Barahona de las Brujas (provincia de Soria), han hecho un descubrimiento de gran relevancia y transcendencia que puede cambiar las relaciones humanas y hacernos entender muchos inexplicados misterios. Al parecer, han constatado la existencia de un tamiz o filtro que se ubicaría entre las terminales nerviosas del cerebro que controlan el habla y la capacidad de comunicación y las cuerdas vocales. La función de esta especie de cedazo es impedir que determinados pensamientos pasen directamente y sin control a ser expuestos materialmente dejándolos en la conveniente libertad de pensamiento.
El desarrollo de este colador se produce a partir de un gen hereditario que los americanos la han bautizado “squirell”, seguramente para reírse a mandíbula batiente de los científicos españoles que pretendan pronunciar tan odiada y difícil palabro para nosotros, mientras que el Consejo Local nacional duda entre denominarlo gen nueve o gen falso, aunque últimamente y en aras a la concordia parece que se ha impuesto una combinación de ambas posturas que lo califica como “falso nueve”, denominación mucho más accesible y fácil de retener por nuestra población. Además del carácter hereditario del mismo, se ha comprobado que también tiene un componente de aprendizaje que se instala en los sujetos mediante la convivencia en determinados ambientes. Como casi todo tiene grados e intensidades, pues estos mismos estudios han comprobado que el tamaño de los agujeros del tamiz difiere en los sujetos analizados, desde filtros impermeables que casi no permiten el paso de pensamiento alguno, hasta la completa inexistencia, lo que facilita pronunciar cualquier idea por ofensiva o inconveniente que pueda ser en el momento y situación que se vierte.
Entre los primeros, es decir, aquellos que difícilmente dicen lo que piensan no por malicia sino por condicionamiento genético-físico, se encuentran varias profesiones como políticos, altos directivos futbolísticos, abogados, agentes financieros (es decir, los que aconsejan donde invertir y luego explican el por qué de las pérdidas no relacionadas con Concha Velasco) algunos miembros de Casas Reales y directores de banco. En el centro del grupo se encontraría el grueso o común de la población (incluidos algunos “runners”), que impiden que algunas ideas o razonamientos puedan molestar a los demás pero, por lo general, dicen lo que piensan. Por último, hay una categoría de personas cuyo cedazo no existe o tiene enormes pasos y no ponen coto a cualquier cosa que se les pase por la mente. Estos impagables estudios (por el coste que han supuesto) van a modificar el modo de relacionarnos con los demás, pues cuando en alguna entrevista televisiva o radiofónica se le pregunte a un político, del gobierno o de la oposición, por su postura ante la corrupción (por poner un inocente ejemplo) y responda que a la vista de la herencia recibida hay un 25% menos de la existente en anteriores períodos y que lo importante es que estamos saliendo de una crisis que ha propiciado que, entre otras cosas, el mundo rural nacional haya progresado debido al cambio de la política energética e hidráulica totalmente equivocada adoptada hasta el momento, sabremos que no se trata de eludir la contestación mediante respuestas estereotipadas, ideadas y transmitidas por el órgano central del partido.
Igualmente, el hecho de que todos los miembros de esa agrupación den la misma respuesta o similar ante la misma o distinta pregunta, no provendrá de que hayan sido aleccionados para ello, al contrario, la explicación científica es que comparten la dolencia “squirell” o “falso nueve”, y los hará merecedores de toda nuestra simpatía y comprensión. Esta patología, si se quiere llamar así, no es irreversible, puesto que se han atestiguado casos en que dicho tamiz puede llegar desaparecer, cual himen, ante sucesos traumáticos entre los que se han descrito, principalmente, la falta de cobro de alguna prometida comisión o la relegación a puestos de menor relevancia económico-pública. En esos casos en que el sujeto padece estos traumas desaparece el filtro y todo aquello que se encontraba obstruido en el mismo comienza a referirse con pelos y señales, recuperándose milagrosamente la información que antes quedó guardada en la memoria y que no podía pasar.
Es la llamada “Blazer way” en honor y consideración al informante del caso FIFA de corrupción receptor de millonarios pagos con los que compró un lujoso apartamento para sus gatos. Clara muestra de excentricidad. De todos es conocido que si Bill Gates se desplaza en Vespino por sus amplias posesiones es un excéntrico mientras que si lo hago yo para circular por Alicante, es que no doy para más, pero esa, esa es otra historia. Por último se encuentran aquellos que, naturalmente o por aquellos sucesos traumáticos, carecen absolutamente de control sobre sus pensamientos y se manifiestan tal cual les vienen a la mente. Su justificación es que lo que dicen lo hacen desde el corazón. Órgano que sus interlocutores querrían tener en la mano para apretarlo. Claro ejemplo es la tía del pueblo que en su visita anual saluda con aquello de ¡qué bien te veo, estás más gordo¡, o del amigo que viéndote con tu pareja se dirige efusivamente a ella felicitándola por el nuevo embarazo confundiendo la tripilla cervecera con el feliz evento o, incluso, el de aquel otro que en una celebración, sin filtro ni compasión, dice aquello de ¡qué guapa estás hoy, casi no te reconozco¡.
Tampoco estos supuestos son irreversibles o necesariamente permanentes. Los mismos departamentos autores del estudio llevan desde su descubrimiento intentando localizar al equipo médico de Leticia Sabater (excepción hecha de su oftalmólogo) pero se encuentran, a día de hoy y según las últimas noticias, en paradero desconocido, pues si han conseguido mediante innovadoras técnicas médicas volver doncella a la misma las posibilidades de recuperación en estos casos mucho más sencillos de acometer son evidentes. No obstante, el principal problema con que se están encontrando es que estos últimos no ven la necesidad de someterse a la intervención y no tienen problema en decirlo.
*Enrique Vila es abogado y fundador del despacho Romiel y Vila Abogados


















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