Día Domingo, 07 de Diciembre de 2025
Centro y periferia
Que cada centro tiene su periferia y que toda periferia cuenta con un centro es tan evidente que no necesita pasar la prueba del nueve. Igualmente, cada periferia se convierte en centro en algún aspecto y, por tanto, también desarrolla periferias a su vez y así sucesivamente, pero no se trata de entrar en disquisiciones filosóficas sino en demostrar que centro y periferia no son dos cosas distintas sino dos elementos de un todo o, dicho de otro modo, dos formas de ver y comprender la misma cosa.
Trasladado al mundo de la política que tan de moda está en época de elecciones o fuera de ella, pues no en vano es imposible oír un programa de noticias de radio o ver un telediario sin que la primera, la segunda, la tercera y hasta la cuarta noticia versen sobre lo que ha hecho este o aquel ministro, o sobre lo que ha dicho al respecto este o aquel dirigente de la oposición, para después hablar de deportes, o mejor, de futbol; como digo, trasladado al ambiente político aquella afirmación nos demuestra que la deriva, fama o popularidad de los partidos no dependen únicamente ni mucho menos, de sus cabezas visibles o mascarones de proa, sino sobre todo de los elementos que en la periferia pisan el terreno de juego y tienen el contacto directo con el elector. Esto parece que no ha sido bien comprendido por los órganos dirigentes de los partidos o yo prefiero pensarlo así, porque si creyera lo contrario, es decir, que conocen la fórmula pero que les importa un bledo, la decepción que ya tengo sobre su capacidad y sobre su interés por el ciudadano alcanzaría cotas irrecuperables.
Y no ha sido bien comprendido a tenor de la calidad, trayectoria y fama (ganada a pulso por algunos) de las personas que presentan en localidades poco emblemáticas pues en las grandes ciudades bien que se cuidan de concurrir con personas y personajes populares, carismáticos y de amplia trayectoria pública. Si por Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao o Valencia sea en elecciones municipales o autonómicas acuden miembros insignes de amplio conocimiento general y de presupuesta valía, por qué no cuidan de que por otras capitales y enclaves más pequeños luzcan, como mínimo, candidatos presentables. Esta es la queja y el reto futuro de los partidos políticos, cuidar del electorado mínimamente y demostrarles que les importa, aunque sea un poco, su opinión acerca de la opción personal elegida por el comité electoral del partido, es decir, que se ha presentado alguien decente en lo higiénico y en lo personal. Pero esto no sucede y así les lucirá el pelo hasta que se den cuenta. No es lo mismo presentar esta o aquella persona por localidades como Alicante o Elche (que ya tienen una importancia electoral considerable), o ahondando más en el problema, no da igual quién se postule por Novelda, Villena, Biar, Castalla, Pilar de la Horadada, Cox o cualquier otro municipio de mayor o menor envergadura. Y no da igual porque el conocimiento directo que los vecinos tenemos de la trayectoria de esa persona carece de intermediarios porque lo hemos visto, hemos oído y quizá hasta sufrido su compañía y méritos o deméritos. Es ahí donde deben darse cuenta Mariano, Pedro, Pablo, Albert, Rosa y Alberto que pierden el partido porque la inercia del conocimiento directo de los pies arrastra a la cabeza.
De una pirámide lo más bonito, lo más vistoso, es su cúspide, como lo es el capitel de una columna, pero si ambos están asentados sobre sillares podridos corren el riesgo cierto de caer antes o después por la inestabilidad de la base. Si el candidato presentado por Villajoyosa, desconozco el caso y es un mero ejemplo, por el Partido Popular, PSOE, Ciudadanos, Podemos o quien sea, ha venido dejando cadáveres en su trayectoria anterior, o tiene un pasado oscuro es natural y consustancial al ser humano extrapolar su condición al resto de su congregación y asignar parecida calificación a quien lo ha avalado o quien no ha tenido el tino de preocuparse por elegir a alguien mejor o más capacitado. Creo que los electores de a pie nos merecemos un poco de respeto en este sentido y que los comités electorales se preocupen de verdad de la persona que les representa en cada localidad.
Ese, entiendo, debe ser el próximo objetivo de los partidos pues si bien es cierto que hay tal cantidad de cargos que resulta complicado encontrar un hombre justo en toda Sodoma, sería preferible copiar los premios literarios y dejar vacante el certamen para próximas convocatorias porque el daño que hace un mal candidato que representa al todo el partido es tal que provoca una inercia de repulsa difícilmente recuperable. Ver como se reparten las cuchilladas los pretendientes provenientes, las más de las veces, de distintos partidos al que ahora dicen representar en defensa de los derechos de los ciudadanos, da verdadero repelús y demuestra que no se han tenido las mínimas cautelas a la hora de analizar y comprobar si, efectivamente, esta persona es la idónea para cumplir la máxima griega clásica de que te gobiernen los mejores.
*Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados


















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