El dúo dinámico

El otro día estuve escuchando al Dr. Fernando Simón en la tele y sentí sensaciones nuevas, contrapuestas y dignas de mención. El lenguaje científico de mi colega/familiar me recordó la jerga de los mecánicos que nadie entiende cuando el coche hace ruiditos pero que hay que aguantar si quieres sobre todo que te lo arreglen y en ocasiones les confesaré que he pensado que solo se trata de una cruel performance.

A los médicos nos pasa lo mismo, parece que con hablar raro y utilizar palabras especiales somos más listos, somos mejores si engolamos la voz, usamos términos crípticos y aumentamos la distancia empática con apariencia docta. Sin embargo de lo que se trata es que el paciente entienda lo que le pasa y este de acuerdo con el tratamiento ofrecido.  

El Dr. Simón terminó diciendo que las conclusiones eran parcas y expresaban las reales limitaciones científicas que se disponían, que todo era cambiante. Yo recordé las antiguas actuaciones y consejos de mi colega al inicio de la crisis y empecé a aburrirme y a alarmarme al mismo tiempo a partes alícuotas mientras mi atención se enajenaba y mi paciencia agotada resopló moribunda. 

Reflexioné que es mejor escuchar a un Chamán que a un médico, que probablemente un Gurú pueda hacer más por nosotros que un simple galeno  porque los mensajes de los hechiceros son claros, concretos, certeros y los expresan con una férrea confianza que satisface a todo el mundo y se basan en nuestra fe, en la necesidad de creer en una salvación segura aunque para conseguirla nos obliguen a culminar cualquier rito satánico que se precise.

Después habló mi Presidente, "Aló Presidente" recordé a Venezuela y no entiendo el por qué. Habló pausado, mirando a la cámara, directo a nuestros ojos y alentó nuestra unidad, solidaridad, las virtudes de la nación española. Entonces quedé más tranquilo. Me di cuenta que Sánchez era mi Gurú, mi Chamán, mi hechicero. Repetía el mantra; "tranquilos se hará lo que haga falta" y lo aderezaba con lo de "es una crisis dinámica" y así hasta la extenuación en una, dos, tres comparecencias... le faltó los coros del Dúo Dinámico y todo hubiera tenido más sentido aunque ahora que lo pienso, el Dúo de doctores, Simón y Sánchez era la transmutación moderna del envejecido y famoso dúo musical.

De todas formas lo que eché en falta fue una información veraz sobre los hechos científicos de la pandemia por muy horrendos y demoledores que estos fueran como único método justo de confiar en mis autoridades y sentirme tratado por ellas como el adulto que soy. Además es la única manera para que los ciudadanos hagamos lo correcto, sin amenazas ni multas. No somos niños ni tampoco discapacitados. Pero para que esto ocurra, el gobierno también tiene que cumplir las normas porque en nada se diferencian de nosotros. 

Finalmente intuí que una población informada, estará seguro mejor motivada  y será más eficaz en sus obligaciones durante la pandemia que una sociedad asustada, ignorante y que sienta el ojo inquisidor por encima de sus cabezas. 

Estoy seguro que casi todo el mundo se comportará de forma racional en una situación tan especial como esta si se cumplen varios requisitos; el respeto y la información. Solo así tomaremos las medidas necesarias para no contagiarnos hasta conseguir descender la maldita curva  porque lo que nos jugamos todos son nuestros propios intereses, el bienestar de las familias, amigos y allegados y nuestra consideración como nación en el mundo e idiotas aún no somos.  

Mi tranquilidad duró poco porque después del espejismo de que mi presidente fuera un chamán se me coló la idea tóxica y redundante de que solo fuera un charlatán vendedor de mantas y humo de las ferias de mi pueblo que tanto me divertían de niño. En ese instante dudé  de que mi gobierno cambiaría para bien y me di cuenta de que había muchas posibilidades de que no fuera así; ¿Y si cuando acabe la crisis se mantienen las medidas? ¿Y si las medidas se acaban utilizando para fines distintos a los que justifican su nacimiento? 

El único que saldrá favorecido después de la hecatombe que vivimos es el Estado porque a partir de ese momento, el será quien nos informe de los hechos relevantes científicos y de todo tipo de materias y dejará de ser obligación de la propia sociedad mediante las universidades, medios de comunicación y demás organizaciones naturales la información libre superadas por la fuerza creciente de la corrección política en aras de nuestra salud y estabilidad. Después de la pandemia se avecina un retroceso real en nuestros derechos y un aumento enorme del poder estatal. 

El Estado anulará el EFECTO TRINQUETE que nos ha permitido hasta ahora la evolución cultural acumulativa disfrutando de las enseñanzas de todas las generaciones anteriores para mejorar y no volver a empezar de cero cada vez en libertad y sin prejuicios. El será quien dicte  que temas son correctos de estudio y divulgación y cuales no merecen nuestra atención. 

La historia nos demuestra que las medidas temporales especiales tienen la horrenda costumbre de sobrevivir a las emergencias que las originaron, sobre todo porque detrás de una emergencia siempre se barrunta otra que puede ser  real o inventada según las necesidades de quienes la promulgaron. Recuerden la cantidad de impuestos que no se han abolido aunque la causa que justificó su nacimiento ya no exista actualmente.   

Dirán que he enloquecido en plan conspirativo pero no es así. El confinamiento actual es físico, real, necesario para nuestra seguridad y salud. El confinamiento que se avecina es tecnológico. Miren ustedes sus móviles y reflexionen. Se trata de un aparato inteligente capaz de grabar nuestras conversaciones, reconocer caretos, cumplir órdenes, discernir si estamos felices o tristes incluso saber los pasos que hemos dado y el tiempo que estamos sin movernos levantándonos a golpe de silbido, nos toman la tensión, el pulso y temperatura, las horas que dormimos y cuantas veces hipoventilamos durante la noche. Este es nuestro nuevo censor que recoge información sobre nosotros, nos monitoriza descaradamente para terminar informando a extraños que viven en "la Nube" como los Dioses de Olimpo. 

De la misma forma que la respuesta a la pandemia se nos dice que es global, aunque no sea cierto, porque las iniciativas han sido particulares. Ejemplos un montón;  Inglaterra lo gestiona diferente a Italia  y así con todos los países de Europa. Se aboga con cara de inocentes por un esfuerzo global coordinado. ¿Qué es eso? ¿Es un esfuerzo global coordinado y organizado por quién? ¿Les podremos votar? ¿Tendrán que actuar como los tiranos de Roma ante las hecatombes inmensas que se avecinan?

Después de consultar al Oráculo de Delfos he visto el futuro con claridad y me gustaría compartirlo con ustedes. Se acerca el nacimiento de una nueva estructura de poder supranacional con la capacidad para monitorizarnos a todos sin pudor utilizando la tecnología que tan gratuitamente les regalamos y que busca la supra-nacionalización de las líneas de producción y distribución cruciales dejando en la cuneta las democracias liberales que también están en cuidados intensivos junto a los mayores de 60 años con neumonía y comorbilidades. Jugando unos y otros al famoso juego del susto o muerte.

Ha nacido el gobierno pandémico, que contento estarían Hitler y Stalind de conocerlo si vivieran hoy. Serían ministros del mismo gobierno con absoluta naturalidad formando la perfecta coalición mundial. 

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...